¿Es un Mercado de Compradores o de Vendedores?
El mercado inmobiliario de Estados Unidos atraviesa una etapa de transición interesante: aunque los indicadores muestran que, en teoría, el escenario favorece a los compradores, la realidad es que muchos aún no logran acceder a una vivienda. Este aparente contraste —más inventario disponible pero menor capacidad de compra— está moldeando el rumbo del sector en 2025.
En este artículo revisaremos qué significa realmente hablar de un “mercado de compradores” frente a un “mercado de vendedores”, cuáles son las señales que ayudan a identificarlos y qué factores están influyendo hoy en día. Además, compartiremos consejos prácticos tanto para quienes piensan en comprar como para quienes buscan vender su propiedad.
Durante la pandemia, especialmente en 2021, el mercado inmobiliario vivió una dinámica sin precedentes: la oferta era muy limitada y la demanda se disparó. Esto generó un escenario dominado por los vendedores, quienes recibían múltiples ofertas por encima del precio de lista y podían negociar con gran ventaja.
Hoy, el panorama es diferente. Tras varios incrementos en las tasas de interés hipotecario y un aumento sostenido en los precios de las viviendas, la demanda se ha debilitado. Según datos recientes de Realtor.com, la brecha entre la oferta y la demanda supera las 500,000 propiedades, lo que coloca a los compradores en una mejor posición para negociar.
Sin embargo, este cambio no significa automáticamente que todos puedan comprar. El gran obstáculo sigue siendo la asequibilidad: con tasas hipotecarias alrededor del 6,8% al 7% y precios que han aumentado más del 40% en promedio desde 2020, muchas familias encuentran difícil dar el paso hacia la compra.
Un mercado de compradores ocurre cuando hay más viviendas disponibles que compradores activos. En este escenario, quienes buscan adquirir una propiedad tienen más opciones, pueden negociar precios y solicitar concesiones adicionales como ayuda para el cierre o reparaciones.
Algunas señales de un mercado favorable para compradores incluyen:
Mayor inventario: las casas permanecen más tiempo en el mercado.
Menos competencia: disminuyen las guerras de ofertas.
Descuentos y concesiones: los vendedores están dispuestos a negociar para cerrar la transacción.
Crecimiento moderado o negativo en los precios: los valores tienden a estabilizarse o incluso a bajar en ciertos segmentos.
Por ejemplo, en ciudades como Austin, Phoenix y Las Vegas, donde los precios crecieron de manera acelerada durante la pandemia, ahora los compradores encuentran más margen para negociar debido a la corrección natural del mercado.
Por el contrario, un mercado de vendedores se da cuando la demanda supera a la oferta. Esto provoca que las propiedades se vendan rápidamente, muchas veces por encima del precio de lista, y que los compradores tengan que competir agresivamente.
Las señales de un mercado de vendedores incluyen:
Escasez de inventario.
Varias ofertas por propiedad.
Precios en ascenso acelerado.
Plazos de venta más cortos.
Un ejemplo claro fue el periodo 2020-2021, cuando la combinación de bajas tasas hipotecarias (alrededor del 3%), trabajo remoto y estímulos económicos llevó a un incremento histórico en la demanda de vivienda.
El mercado estadounidense no es homogéneo: mientras en algunas áreas se perciben condiciones de compradores, en otras todavía se mantiene la presión de la demanda.
Zonas de compradores: áreas suburbanas con alto inventario, donde las casas pueden permanecer en el mercado más de 60 o 90 días.
Zonas de vendedores: grandes ciudades con limitaciones de suelo, como Nueva York, Los Ángeles o Miami, donde la demanda sigue fuerte y el inventario escaso mantiene la ventaja del lado de los vendedores.
Un informe de la National Association of Realtors (NAR) publicado en agosto de 2025 indica que el inventario nacional aumentó un 12% respecto al año pasado, pero la cantidad de transacciones de compraventa cayó un 7%. Esto confirma que, aunque hay más opciones en el mercado, los altos costos de financiamiento limitan la actividad.
Tasas de interés hipotecario: después de múltiples incrementos de la Reserva Federal, las tasas se mantienen elevadas, reduciendo la capacidad de compra.
Inflación: aunque se ha moderado respecto a 2022, todavía afecta el presupuesto de las familias.
Desempleo: la tasa de desempleo en agosto de 2025 se sitúa en 4,2%, relativamente estable, lo que ayuda a que la caída de la demanda no sea más severa.
Construcción de nuevas viviendas: los desarrolladores han moderado su ritmo debido al encarecimiento de los créditos, lo que podría equilibrar nuevamente el mercado a mediano plazo.
Evalúa tu presupuesto realista: más allá del precio de la casa, considera impuestos, seguros y mantenimiento.
Aprovecha las concesiones: muchos vendedores ofrecen créditos para cubrir parte de los costos de cierre.
Explora programas de financiamiento: existen hipotecas respaldadas por el gobierno (FHA, VA, USDA) que pueden facilitar el acceso.
Piensa en el largo plazo: incluso si las tasas actuales parecen altas, recuerda que podrás refinanciar en el futuro si estas bajan.
Ajusta el precio a la realidad del mercado: un precio demasiado elevado puede hacer que tu propiedad se estanque.
Invierte en presentación: mejoras pequeñas como pintura fresca, jardinería o staging profesional pueden marcar la diferencia.
Flexibilidad en las negociaciones: estar abierto a cubrir gastos de cierre o hacer reparaciones puede acelerar la venta.
Considera el tiempo de venta: si no necesitas vender de inmediato, evalúa la posibilidad de esperar un ciclo más favorable.
El mercado inmobiliario de Estados Unidos en 2025 presenta una dinámica dual: en términos de inventario, los compradores tienen más control que en los últimos años; sin embargo, la asequibilidad sigue siendo el gran desafío que limita la actividad.
Identificar si se está en un mercado de compradores o de vendedores es clave para diseñar una estrategia efectiva, tanto al comprar como al vender. Los compradores deben enfocarse en negociar y planificar a largo plazo, mientras que los vendedores necesitan ser más estratégicos en la fijación de precios y condiciones.
En definitiva, no existe un momento “perfecto” para todos, pero sí un momento adecuado para cada situación personal y financiera. Entender las dinámicas del mercado y actuar con información clara permitirá tomar decisiones más seguras y rentables.
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